Por Graciela Sánchez
¿Les gusta la comida china? En lo personal es de mis comidas favoritas. El sabor agridulce es muy cercano a los sabores mexicanos y es el sueño de todo comelón: comida desbordándose de mi plato por solo $50. Pero la nota se dió hace algunos días, resulta que ese delicioso pollo, pues no era pollo, sino perro.
En México siempre se ha creído que los taquitos de la esquina, esos que afirman ser suadero pero que nadie está seguro que así sea, son de carne de perro. Los suaperros son una leyenda urbana que han seguido siendo de los más exitosos, porque nadie ha podido comprobar si son lo que dicen ser.
Pero, cuando los vídeos mostraron que la carne de pollo china es de perro mexicano, las ganas de pagarles con la misma moneda a estas personas no han faltado. Y es que se metieron con uno de los mejores amigos del hombre.
Muchas sociedades y comunidades veganas decidieron aprovechar el momento, y levantaron los dedos para opinar y decirnos » ¡Ven, es inhumano comer carne!». Durante años, algunos vegetarianos extremos han utilizado este tipo de situaciones para alzar su voz y criticar a todos aquellos que piensen diferente a ellos.
El argumento principal siempre es asegurar que el animal sufre para nuestro egoísta fin de llevar algunas proteínas a nuestro cuerpo. Para aquellos que somos amantes de los perros, nos parecía lógico empezar a matar lechugas en lugar de nuestros amigos perros.
Y es que a muchos nos llenó de indignación ven perros en cacerolas, pese a que estamos acostumbrados a ver vacas, pollos y conejos asándose en las brasas; pero nunca canes. Entonces ¿es hipócrita de nuestra parte luchar por los derechos animales, mientras nos comemos una barbacoa?
En realidad el problema no es acerca de si somos malas personas por comer animales: La necesidad de comer carne no se nos ocurrió un día de verano que no teníamos nada que hacer. Los ancestros humanos siempre se alimentaron de animales que comparten el mismo mundo.
De hecho, hace 3 millones de años lo más popular dentro de nuestros ancestros era esperar a que todos los carnívoros comieran para ir por nuestra charola de carne cruda que, claro, había que defender de los buitres y todos los demás carroñeros como nosotros.
Poco a poco descubrimos que era más divertido y saludable correr o planear cómo matar a nuestra comida. De manera que las familias y las sociedades se fundaron cerca de donde había disponibilidad de comida y agua. Y la caza de los alimentos era la principal actividad de algunas tribus
Con el tiempo empezamos a criticar tod0, incluyendo el hecho de ser humanos .Convirtiendo un acto tan natural e instintivo como comer, en una serie de reglas de etiqueta y situaciones morales. Ese día empezamos a ser malos: era malo salir desnudos de la cueva, era malo ir al baño a mitad del bosque, y sí; era increíblemente malvado perseguir y comer a…pues a todo aquello que tuviera ojos, boca y expresiones.
Fue cuando decidimos que nosotros no podíamos ser animales, sin lugar a dudas éramos superiores porque sabíamos hacer carreteras y evitar que el agua siguiera su curso natural…después de todo era importante tener agua en nuestro patio para poder hacer una limonada sin tener que ir al río por ella.
Se nos olvidó que somos tan animales como, bueno como los animales. Decíamos y decimos ser más evolucionados porque somos más avanzados en nuestra forma de pensar; a pesar de que jamás entendimos que la evolución no quiere decir ser mejores, sino lograr sobrevivir al lugar en el que vivimos.
Se nos olvidó que, el decir que es malo comerse a un animal que sufre, implica decir que el tigre es malo por tener el instinto de cazar una gacela para su manada, o que los murciélagos de la especie vampiros son engendros del diablo por encontrar el valor nutricional de la sangre.
Entonces ¿ser vegano es ser mejor humano? no, ser vegano es preferir una comida diferente. Todos los animales, humanos o no, utilizan la comida como fuente de energía para sobrevivir y poder reproducirnos. Los mosquitos no tratan de castigar a la humanidad chupándose su sangre, la adaptación les ha enseñado que es en el fluido rojo en donde hay una gran cantidad de nutrimentos que pueden absorber. Y el pobre conejito de las praderas no es una víctima del destino al ser cazado por un zorro, solo forma parte de un equilibrio nutricional en una cadena alimenticia.
De manera que no somos engendros del demonio al comer unas chuletas en navidad; simplemente hemos descubierto los beneficios, o la facilidad de preparar ciertos animales. Nos sentimos tan atraídos a la carne porque aportan proteínas, que son el motor principal de absolutamente todas las funciones de nuestro cuerpo. En otras palabras, no vives de ensalada (los veganos extremos deben comer sustitutos para no enfermarse)
Y el problema de los restaurantes chinos no fue que mataran a los pobres amigos del hombre,sino hacerlo en México. Cada país elige de quién tomar sus proteínas y a que animal darle un valor sagrado o afectivo. Por eso nos parece imperdonable comerse perros mexicanos, y a los hindús les parece sacrílego comerse una vaca.
El problema moral no fue el maltrato, fue la mentira. Nos molestó más que nos mintieran, a que nos dieran carne de perro. La etiqueta de bueno y malo la colocan solo los humanos, pensando en las necesidades de los humanos, en sus emociones y en los que nos ayuda a mantener nuestra conciencia tranquila. De manera que no, ser vegetariano no es una cuestión de crueldad, sino una decisión personal que debe ser respetada
¡NETA! 